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jueves, 12 de marzo de 2015

Crítica Kinsgam: Servicio Secreto

Kingsman: Servicio Secreto se convierte en toda una revelación que no hay que dejar pasar por alto a la hora de escoger una película cuando  vayamos al cine. Parecía imposible que un filme con una temática tan corriente como la de espías secretos dejase a las salas de cine boquiabiertos. Con su lema “no es la típica película de espías” nos demuestra que lo grotesco y desagradable puede convivir en perfecta armonía con la elegancia y el porte de unos hombres capaces de salvar al mundo sin despeinarse.

Cuando estamos disfrutando de los primeros minutos de Kingsman, nos sentimos atraídos por las fuertes escenas de acción que te dejan pegado a la pantalla sin pestañear y aguantando la respiración esperando a que el protagonista (Taron Egerton) salga airoso y sin ningún rasguño pero a la vez nos damos cuenta de que lo que estamos viendo no es nada nuevo y es otra vez la historia de un joven que todo en la vida le ha ido mal y está cabreado con el mundo hasta que llega su salvador, en esta ocasión con un buen traje y un peinado espectacular, interpretado por Colin Firth. Pero esta película nos quiere demostrar que es nueva y completamente distinta a lo visto con anterioridad y consigue demostrarlo nada más llegar a la mitad de la película con un cambio drástico en el guion que deja a todo el mundo preguntándose qué está ocurriendo y si lo que estamos viendo es realmente verdad, todo un logro digno de admirar.

Parecía casi imposible que un público acostumbrado a la violencia quedase sorprendido con escenas de tiroteos y peleas puño a puño con cuchillos, pero este filme lo ha conseguido. Algo destacable en Kingsman es sin duda la mano fría que tienen para matar. Estamos hartos de ver como antes de acabar con un personaje, el asesino en cuestión tarda media hora para prepararnos con un final que acaba siendo decepcionante. Sin embargo en esta película te quedas con la boca abierta por la mano fría que tienen los malos en acabar con todo lo que se les pone por delante.


Taron Egerton es la gran revelación en Kingsman: Servicio Secreto. Con un pasado desagradable manchado por el fallecimiento de su padre y con un padrastro mafioso de la droga, cree que ya nada puede salir bien, hasta que los Kingsman le da la opción de formar parte de su equipo. Con una actuación brillante consigue transmitir a la perfección todas las emociones por las que pasa el personaje ya sea ira, temor, alegría o tristeza. Todo un logro dadas las terribles decepciones que llevamos viendo en el cine últimamente.  Taron consigue recuperar la imagen del espía pícaro capaz de salvar al mundo sin despeinarse ninguno de los pelos de su cuerpo y con una mujer deseosa de acostarse con él en cuanto haya salvado al mundo. Algo que no vemos desde las antiguas películas de 007 y que se agradece ver y recuperar un cliché que ya se echaba de menos, porque estamos cansados del superhéroe que sufre y teníamos ganas de ver a un protagonista que puede con todo saliendo de la batalla sin un solo rasguño.


Colin Firth nos sorprende gratamente en esta ocasión. Acostumbrados a verlo en otro tipo de papeles jamás llegamos a pensar que podía moverse con tanta agilidad y llegar a ser todo un agente secreto de los de antes capaz de asesinar guardando toda la elegancia de un caballero inglés. Visto lo visto no nos asombraría seguir viéndolo en más películas de este estilo.

Pero algo que nos llama bastante la atención es el papel interpretado por Samuel L. Jackson todo un villano que compara su plan maligno con los virus del cuerpo y el calentamiento global. A priori no resulta muy llamativo pero el director de la película (Matthew Vaughn) ha hecho que ahora todos temamos por si algún loco ecologista se le ocurre llevar este plan a la realidad. Con un acento extraño y unas vestimentas de lo más modernas, Samuel nos cambia por completo la imagen del villano porque ¿a qué clase de supervillano le da asco la sangre? La respuesta solo es una, a Samuel L. Jackson. Acompañado en todo momento por una espectacular Sofia Boutella que pone el toque maligno que hacia falta de una despiadada asesina con dos terribles cuchillas por pies, nos hace amarla y a la vez odiarla al mismo tiempo. Ágil y sanguinaria pone el toque justo de violencia que tanto ansiábamos por ver en Kinsgman.


De esta manera podemos ver que Kingsman: Servicio Secreto se convierte en una espectacular película de agentes secretos que no dejará indiferente a nadie y que nos hará enamóranos de ella dese el minuto uno hasta el último segundo mostrándonos sangre, escenas agobiantes y un final de lo más peculiar y sexual que, para que engañarnos, estábamos todos deseando ver cansados ya de los mismos tipos de película porque, recuerda, Kingsman no es la típica película de espías.


Si aún no la has visto te dejamos a continuación el Tráiler:


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