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domingo, 20 de marzo de 2016

Crítica Mi Gran Boda Griega 2

Quince años después de su estreno, Mi Gran Boda Griega regresa a la gran pantalla con el mismo toque simpático, gracioso y lleno de clichés que su primera entrega, pero en esta ocasión adaptada a los nuevos tiempos.

La familia Portokalos vuelven con una comedia romántica de lo más entretenida. Tras más de diez años sin saber nada de ellos, Toula (Nia Vardalos) e Ian (John Corbett) luchan por recuperar el romanticismo perdido después de tantos años casados, una hija y una familia griega de lo más unida que nos le dejarán ni un momento respiro y esto es literal, difícil es ver una escena en esta película donde podamos ver a la pareja en solitario sin estar acompañados por ninguno de los familiares de la novia. Pero es de agradecer ya que, el punto cómico y capaz de sacar una carcajada lo ofrecen todos los miembros de Portokalos.

“Segundas partes nunca fueron buenas”, a pesar de que, en ocasiones esta frase ha dado en el clavo, esta vez estaría fuera de lugar. Mi Gran Boda Griega 2, resulta ser la combinación esperada y perfecta por todos aquellos fans de este género.


El filme cambia su estrategia y no solo nos ofrece bromas y chistes fáciles sino que han querido añadir un punto nostálgico por la supuesta pérdida de Paris (hija de Toula e Ian) hacia otro estado para comenzar su carrera universitaria. Un punto que, si bien analizado, está fuera de lugar ¿era realmente necesario añadir algo así? Se ve, que querían dar un giro y ofrecer algo nuevo pero que no ha resultado del todo exitoso ya que no tiene el protagonismo necesario para ser un segundo hilo conductor.

Pero esta nostalgia no solo se ve en el argumento que ronda a Paris, más bien, y todos los fans de la primera entrega, notaran que los gags, frases y chascarrillos de la primera entrega siguen presentes y esto, es algo de agradecer. El espectador siempre quiere ver algo nuevo, pero con tantos años de parón, es recomendable dar al público algo que hizo que se enamoraran de todos estos griegos.


Nia Vardalos nos consigue sorprender con el duro trabajo llevado a cabo tanto delante como detrás de las cámaras con un guion preciso y cargado de humor. No es una actuación estelar como podríamos ver en grandes películas nominadas al Oscar, pero claro, estamos hablando del género cómico y no sería apropiado realizar tal comparación. Aun así debemos recordar que Mi Gran Boda Griega (2002) estuvo nominada a mejor guion original en los Oscars de 2003 y con razón, todo está perfectamente hilado para que el espectador no se aburra ni un solo segundo.


En ciertas ocasiones vemos como esta segunda entrega peligra de caer en la repetición, como ha sucedido con Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza, algo que han sabido solucionar con historias nuevas y con personajes y bromas más maduras, y es que, lo que antes eran llamadas por teléfono ahora son video llamadas a través del FaceTime, mensajes instantáneos y como no redes sociales como Facebook. Los tiempos cambian y con él esta película.

Mi Gran Boda Griega 2 es una buena elección para todos aquellos nostálgicos del humor romántico y lleno de tópicos sobre una familia extranjera que consigue adaptarse a nuevos espectadores mientras recuerda a los antiguos por qué su primera entrega tuvo tanto éxito.


Mi Gran Boda Griega 2 llegará a los cines el próximo 23 de marzo. Mientras esperas disfruta de su Tráiler:


jueves, 25 de febrero de 2016

Crítica: El Renacido (The Revenant)

Alejandro González Iñárritu regresa nuevamente a la gran pantalla, y pisando fuerte con su nuevo film El Renacido (The Revenant). En esta ocasión el famoso director consigue proyectar uno de sus mejores trabajos vistos hasta la fecha, y digo uno de los mejores porque parece imposible que pueda superar el éxito obtenido con Birdman.

En El Renacido podemos ver a unos pioneros que se dedican a cazar pieles de animales y que son constantemente atacados por indios, al creer que estos han secuestrado a la hija del jefe de la tribu, lo que dará como resultado una espectacular batalla en los primeros minutos de la película filmada con gran maestría, tanto para un western como para una película de acción bélico, donde priman los primeros planos para que el espectador no se pierda ni un detalle del sufrimiento de cada herida y de cada muerte. Y esto, aunque parezca mentira, es solo un aperitivo de lo que nos tiene preparado Iñárritu.

Al igual que hizo Steven Spielberg en Salvar al Soldado Ryan, la brutal batalla con la que arranca esta película servirá para situar al público en el escenario moral en el que se desarrollará una cinta de más de dos horas y media: una tierra inhóspita, bañada por una capa de blanca nieve, donde la comida escasea, al igual que un buen refugio y un lugar en el que la ley no llega.


Tras unos minutos de tranquilidad, su director da paso al plato estrella: el enfrentamiento entre Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) y el oso. Una escena de lo más terrorífica, cuyo único sentimiento transmitido es dolor y sufrimiento y esa compasión que se siente ante su protagonista deseando que todo acabe lo antes posible. Pero Alejandro González Iñárritu desea mostrar su cara más oscura y retorcida cebándose con cada minuto que pasa mientras vemos al protagonista retorciéndose de dolor, mostrando una vez que no tiene límites a la hora de proyectar violencia, que en ocasiones, parece innecesaria. Una escena de lo más llamativa a la vez que desagradable, lo que forma un buen coctel final. Algo parecido pudimos ver en Birdman, pero la diferencia que hay con El Renacido  es clara. Pudimos ver violencia, pero toda la carga dramática estuvo suavizada por una parte satírica, lo cual dio un buen equilibrio entre ambas partes. Pero en esta ocasión no ha sabido encontrar dicho equilibrio.


El leit motiv que conduce toda la cinta es el dolor y sufrimiento, algo que ha sabido retratar a la perfección su protagonista, Leonardo DiCaprio. Una representación espectacular que consigue estremecer al espectador con cada segundo que pasa en la pantalla, y son muchos, porque de dos horas y media, DiCaprio aparece más de 120 minutos, lo cual puede resultar cansado y agobiante si a eso le sumamos la falta de dialogo que en ciertas ocasiones el público pide a gritos. Para evitar esta saturación dada por su protagonista llega al rescate Emmanuel Lubezki director fotográfico de El Renacido que consigue, con tan solo un plano general del paisaje y una buena iluminación dejar boquiabierto a más de una persona. Un gran trabajo al que se le suma una banda sonora de lo más espectacular lo cual sube indudablemente el caché de la película que en ocasiones es bajado por la extrema violencia o escenas de lo más largas y pesadas.


Pero si hay alguien capaz de hacer sombra al mismísimo Leonardo DiCaprio, ese es Tom Hardy (Fitzgerald) y es que, tras ver su interpretación, podemos comprender por qué está nominado al Oscar como mejor interprete secundario, y es que consigue meterse en la piel de un malo de los que ya no quedan, de esos que transmiten odio con tan solo un plano de cara. Un trabajo que es digno de admirar.


Pero a pesar de estas espectaculares interpretaciones El Renacido está enfrentado en un terrible Ying (la estética) y el Yang (la ética) al que tan acostumbrados nos tiene el director mexicano. Con lo fácil que sería mantener un buen equilibrio para tener un gran resultado, pero Iñárritu prefiere aplastar la cara de DiCaprio en planos que cada vez se hacen más y más cerrados donde los detalles no dejan volar a la imaginación o lo que resulta aún más delirante y son esas alucinaciones dadas por el protagonista sobre su familia, lo cual llega a ser de lo más innecesario, convirtiéndose en un patinazo más de este director.

A continuación te dejamos con el Tráiler de El Renacido (The Revenant):


martes, 26 de enero de 2016

Crítica Los Odiosos Ocho

Quentin Tarantino regresa a la gran pantalla con una obra magistral. Los Odiosos Ocho se convierte en una de las mejores películas del polémico director de cine, que en tres horas ha sabido cautivar a un público exigente y habituado, aunque suene triste, a los grandes fracasos cinematográficos que últimamente vemos en el cine.

Esta nueva cinta basada en un western con ocho personajes de lo más completos y enrevesados, bien podría pensarse que ha sido escrita por Agatha Crhistie dado el carácter teatral que le ha dado Tarantino, donde vemos una oleada asfixiante de tensión manchada a borbotones por los litros de sangre a los que tan acostumbrados nos tiene, mientras vamos indagando en las mentes retorcidas de ocho personajes de lo más curiosos.

Con una larga, a la vez que cómica, introducción, Quentin Tarantino nos va presentando a los personajes principales de este nuevo filme con diálogos profundos cargados de mentiras, juegos sucios y estrategias por encubrir un final de lo más explosivo. Transcurrida casi una hora de película, Los Odiosos Ocho comienza una línea argumentaría de lo más sorprendente, en la cual, el espectador evitará pestañear lo menos posible para no perderse ni una milésima de lo que se está proyectando y como si de una partida del famoso juego Cluedo se tratase, Samuel L. Jackson (Major Marquis Warren), Kurt Russell (John "The Hangman" Ruth), Jennifer Jason Leigh (Daisy Domergue) y Walton Goggins (Chris Mannix) llegan al escenario principal donde comenzará su lucha por ver quién consigue sobrevivir en una casa donde cualquiera puede ser un asesino.


La octava entrega de este amado director podría ser explicada si nos fijamos en las mejores escenas de sus pasados estrenos como en: la cena en casa del esclavista de Django Desencadenado, la pelea a muerte entre La Novia y el ejército de O-Rhen Ishii en Kill Bill Vol.I o simplemente la quema del cine en Malditos Bastardos de tal forma que si, juntamos todas estas escenas, las agitamos hasta tener un coctel perfectamente hecho y lo servimos en un buen vaso tenemos una obra cinematográfica casi perfecta bautizada Los Odiosos Ocho.


En esta cinta sería casi imposible destacar un solo papel por encima del resto como suele suceder en las clásicas y repetitivas películas de adolescentes donde un solo personaje se lleva todo el protagonismo sin dejar indagar y profundizar en sus compañeros. Con sus minutos de gloria, cada uno de estos odiosos personajes nos muestran la cara más ruin del ser humano al estar encerrados en un lugar bajo una ventisca.

Pero si algo es totalmente destacable es el río de sangre que podemos ver, convirtiéndose esta entrega en una de las más sangrientas vistas hasta ahora. Con unos efectos especiales de lo más sorprendentes que hacen al espectador dejar de comer palomitas y coger un pañuelo para limpiarse pensando que son ellos los que tienen trozos de cabeza esparcidos por el pelo. Al ver esto se responden todas esas preguntas de porqué el director de efectos especiales Greg Nicotero sale justo después del director en los títulos de crédito.


La crítica americana no ha tardado en decir que Tarantino se excede en esta ocasión con la sangre pero suponemos que nuestros gustos en cuanto a violencia son completamente distintos donde, al ver tales barbaridades, pensamos que roza más lo caricaturesco y cómico que a una fiel representación de la realidad.

La música sigue teniendo cabida ampliando la sensación de misterio e intriga. La dulce y loca Daisy Domergue consigue conmoveros a la vez que sacarnos unas risas cuando entona su canción con una guitarra acústica, aunque si es cierto que se echa de menos más presencia musical como podíamos ver en anteriores entregas. Aun así su director musical, Ennio Morricone, logra crear una de sus mejores bandas sonoras hasta el momento.


Es innegable que Los Odiosos Ocho es una obra maestra creada por un director de cine con una mente retorcida a la vez que brillante donde consigue reunir a ocho personajes, en un escenario, grabados con una cinta de 70 milímetros en casi tres horas de película, en la cual consigue un resultado tan espectacular que es difícil de creer.

A continuación os dejamos el Tráiler de Los Odiosos Ocho: