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jueves, 25 de febrero de 2016

Crítica: El Renacido (The Revenant)

Alejandro González Iñárritu regresa nuevamente a la gran pantalla, y pisando fuerte con su nuevo film El Renacido (The Revenant). En esta ocasión el famoso director consigue proyectar uno de sus mejores trabajos vistos hasta la fecha, y digo uno de los mejores porque parece imposible que pueda superar el éxito obtenido con Birdman.

En El Renacido podemos ver a unos pioneros que se dedican a cazar pieles de animales y que son constantemente atacados por indios, al creer que estos han secuestrado a la hija del jefe de la tribu, lo que dará como resultado una espectacular batalla en los primeros minutos de la película filmada con gran maestría, tanto para un western como para una película de acción bélico, donde priman los primeros planos para que el espectador no se pierda ni un detalle del sufrimiento de cada herida y de cada muerte. Y esto, aunque parezca mentira, es solo un aperitivo de lo que nos tiene preparado Iñárritu.

Al igual que hizo Steven Spielberg en Salvar al Soldado Ryan, la brutal batalla con la que arranca esta película servirá para situar al público en el escenario moral en el que se desarrollará una cinta de más de dos horas y media: una tierra inhóspita, bañada por una capa de blanca nieve, donde la comida escasea, al igual que un buen refugio y un lugar en el que la ley no llega.


Tras unos minutos de tranquilidad, su director da paso al plato estrella: el enfrentamiento entre Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) y el oso. Una escena de lo más terrorífica, cuyo único sentimiento transmitido es dolor y sufrimiento y esa compasión que se siente ante su protagonista deseando que todo acabe lo antes posible. Pero Alejandro González Iñárritu desea mostrar su cara más oscura y retorcida cebándose con cada minuto que pasa mientras vemos al protagonista retorciéndose de dolor, mostrando una vez que no tiene límites a la hora de proyectar violencia, que en ocasiones, parece innecesaria. Una escena de lo más llamativa a la vez que desagradable, lo que forma un buen coctel final. Algo parecido pudimos ver en Birdman, pero la diferencia que hay con El Renacido  es clara. Pudimos ver violencia, pero toda la carga dramática estuvo suavizada por una parte satírica, lo cual dio un buen equilibrio entre ambas partes. Pero en esta ocasión no ha sabido encontrar dicho equilibrio.


El leit motiv que conduce toda la cinta es el dolor y sufrimiento, algo que ha sabido retratar a la perfección su protagonista, Leonardo DiCaprio. Una representación espectacular que consigue estremecer al espectador con cada segundo que pasa en la pantalla, y son muchos, porque de dos horas y media, DiCaprio aparece más de 120 minutos, lo cual puede resultar cansado y agobiante si a eso le sumamos la falta de dialogo que en ciertas ocasiones el público pide a gritos. Para evitar esta saturación dada por su protagonista llega al rescate Emmanuel Lubezki director fotográfico de El Renacido que consigue, con tan solo un plano general del paisaje y una buena iluminación dejar boquiabierto a más de una persona. Un gran trabajo al que se le suma una banda sonora de lo más espectacular lo cual sube indudablemente el caché de la película que en ocasiones es bajado por la extrema violencia o escenas de lo más largas y pesadas.


Pero si hay alguien capaz de hacer sombra al mismísimo Leonardo DiCaprio, ese es Tom Hardy (Fitzgerald) y es que, tras ver su interpretación, podemos comprender por qué está nominado al Oscar como mejor interprete secundario, y es que consigue meterse en la piel de un malo de los que ya no quedan, de esos que transmiten odio con tan solo un plano de cara. Un trabajo que es digno de admirar.


Pero a pesar de estas espectaculares interpretaciones El Renacido está enfrentado en un terrible Ying (la estética) y el Yang (la ética) al que tan acostumbrados nos tiene el director mexicano. Con lo fácil que sería mantener un buen equilibrio para tener un gran resultado, pero Iñárritu prefiere aplastar la cara de DiCaprio en planos que cada vez se hacen más y más cerrados donde los detalles no dejan volar a la imaginación o lo que resulta aún más delirante y son esas alucinaciones dadas por el protagonista sobre su familia, lo cual llega a ser de lo más innecesario, convirtiéndose en un patinazo más de este director.

A continuación te dejamos con el Tráiler de El Renacido (The Revenant):